miércoles, 4 de febrero de 2015

30 - EL NÁUFRAGO

Navegaba un rico ateniense en una nave junto con otros pasajeros. De pronto, a causa de una súbita y violenta tempestad, empezó rápidamente a hacer agua el navío.
Y mientras los demás pasajeros, con su esfuerzo, trataban de salvarse a nado, el rico ateniense, invocando a cada instante a la diosa Atenea, le prometía efusivamente toda clase de ofrendas si por su medio lograba salvarse.
Uno de los náufragos que lo oía a su lado le dijo:
—Pide a Atenea, pero también a tus brazos.


Cuando pidas ayuda en tus problemas, primero demuestra que ya estás trabajando para solucionarlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithing

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...